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En una crisis, las cosas suceden rápido. Un evento desencadena otro, y hemos visto como una pandemia puede provocar una crisis financiera mundial.
Aunque las crisis sean dolorosas y a veces devastadoras, marcan al mismo tiempo puntos de inflexión.
Dicho en otras palabras, después de que pasan las dificultades agudas, hay una nueva realidad en la que su equipo, la organización y tal vez incluso las sociedades hacen algunas cosas de manera diferente, y, en algunas ocasiones, mejor que antes.
En una crisis, los líderes son fundamentales para el apoyo a las personas, con el reto de guiar el trabajo hacia el bueno camino.
En este proceso, resulta de primordial importancia no quedarse atascado en una sola perspectiva, intentando:
• Trabajar con cercanía, transmitiendo solidaridad.
• Supervisar el trabajo, dando una perspectiva sobre el progreso general.
• Tener una visión creativa y un pensamiento estratégico.
Durante una crisis, resulta fundamental implementar una comunicación abierta para comunicar con el equipo y todos los que estén involucrados en este proceso. Viceversa, una comunicación escasa puede sin duda empeorar la situación, generando nuevos problemas, malentendidos y esfuerzos desperdiciados.
Con respecto a las buenas conductas en un momento de crisis, es aconsejable ser honesto cuando los miembros del equipo hagan preguntas difíciles: por ejemplo, si preguntan sobre recortes de empleo, es recomendable analizar la gama de opciones que se están considerando, ya sean despedidos, licencias, o reducciones salariales.
Asimismo, hay que asegurarse de que el equipo comprenda las otras medidas que la empresa está tomando para estabilizar el negocio, enfatizando todos los activos que la organización tiene.
En primer lugar, un buen líder tiene que ser compasivo: no puede pretender resolver los problemas de todos, ya que esto podría ser totalmente dañoso, pero tiene que asegurarse de que las necesidades de los demás tengan una escucha activa, tomando decisiones y estableciendo prioridades.
Esto no solo es lo correcto, sino que también beneficiará al negocio. Los equipos guiados por líderes compasivos son más resistentes, comprometidos y productivos durante una crisis.
Como una crisis puede causar fuerte estrés, opino que son de gran utilidad las recomendaciones de Harvard (2022) al respecto:
• Hacer una pausa y respirar. Las respiraciones profundas reducen la cantidad de hormonas del estrés en el torrente sanguíneo, y permiten desconectarte de las emociones intensas.
• Reflexionar lo más posible, nombrando lo que se siente.
• Analizar y decidir.
Otro aspecto que hay que tener en cuenta es el hecho de que una crisis no solo estresa a su equipo, sino también ejerce presión sobre sus clientes y proveedores. Los eventos imprevistos pueden interrumpir la producción o el cumplimiento de pedidos, y pueden hasta dañar la reputación de su organización.
En definitiva, después de una crisis, el equipo y la organización funcionarán de manera diferente con respecto a la fase anterior.
Tomando como ejemplo la pandemia de COVID-19, es posible que hoy en día los equipos se estén adaptando a cambios significativos en los comportamientos y normas sociales. Para una crisis que solo afecta a su organización o industria, los cambios pueden ser menores, pero igualmente importantes, incluyendo a menudo nuevos protocolos y procesos. Es muy probable que los equipos se sientan ansiosos y desplazados después de una crisis, especialmente si ha habido un cambio en el negocio. Por lo tanto, es fundamental asegurarse que los miembros entiendan:
• Por qué cierto trabajo ha sido reasignado o eliminado.
• Cómo las nuevas tareas apoyan la misión.
• Cuándo pueden hablar con usted sobre su rol y carrera.